A mi estimada Annabella.
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El inocente brillo de tus ojos, despertó a esta gran estatua de fierro, a la que he llamado Cuerpo Agraciaron a sus
oxidados ojos, de un motivo por el que ser abiertos Juntos lloramos mirando al infinito umbral de posibilidades que conforman a este futuro incierto Nuestras lagrimas de
amor, dolor y esperanza, crearon los lagos, ríos y mares de mi inerte
mundo
Y estos terremotos, causados por la torpeza de mis pasos Han creado el suelo donde nos paramos
Las lluvias dieron vida a este suelo, antes vacío Y ahora rebosante de yerbas, bosques y majestuosos seres, por cada rincón
Y las bestias del pasado que antes atormentaban nuestra casita Hoy han perecido, y sus cadáveres serán la comida de aquellos gusanos que fertilicen la tierra
Y, mi amor, te recordaré que Nada de esto, hubiera podido ser si no fuera por ti Este mundo de nunca jamás, no lo he hecho solo
Juntos, hemos construido, nuestro País de las Maravillas.
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